Collins voló, pues, a Rosings para consolar a lady Catherine y a su hija, y al volver trajo con gran satisfacción un mensaje de Su Señoría que se hallaba muy triste y deseaba que todos fuesen a comer con ella.
Ana regresó a su casa inmediatamente después del desayuno y de esa manera no supo del alboroto que se había armado en casa de los Barry hasta que fue a casa de la señora Lynde a llevar un mensaje de Marilla.