Langdon sintió un profundo escalofrío. Esa extraña respuesta era un antiguo dicho hermético que proclamaba la creencia en la conexión física entre cielo y tierra.
De ahí que ningún poeta tenga más enemigo esencial que su propia incapacidad para entenderse con los más ignorados y explotados de sus contemporáneos; y esto rige para todas las épocas y para todas las tierras.