Pueden citarse los visillos y cortinas, las hamacas, las carpas o láminas de plástico utilizadas en situaciones de emergencia (por ejemplo en campamentos de refugiados).
Se ha adoptado una base de programa de estudios común y se han unificado administrativamente las dos escuelas bajo el mismo techo (todavía se producen resistencias esporádicas).
De todos los componentes de aquella tribu levantisca con la que conviví en los tiempos de la pensión, él era el más cercano, el que mantenía conmigo una relación más afectuosa.
Viajaba sola, con su atuendo de momposina del siglo anterior, y era ella y no el niño la que dormía la siesta dentro de la jaula de mimbre colgada en el alero.
La escuela de Avonlea era un blanco edificio de aleros bajos y anchas ventanas amueblado con cómodos y antiguos pupitres que llevaban esculpidos en las tapas las iniciales y jeroglíficos de escolares de tres generaciones.
Y así fueron pasando mis primeros tiempos en la pensión de La Luneta, entre aquella gente de la que nunca supe mucho más que sus nombres de pila y — muy por encima— las razones por las que allí se alojaban.