Don Federico era el relojero del barrio, cliente ocasional de la librería y probablemente el hombre más educado y cortés de todo el hemisferio occidental.
Y aunque era de crianza tosca , no descubría en ella más que ser nacida de mejor condición que de gitana, porque era en extremo cortés y bien razonada.
Y claro, cuando hablemos con alguien que nos pida que nos refiramos a él, ella o elle con determinado pronombre y género, lo más cortés y empático será hacerlo como nos lo pida.
La expedición se internó en lo que ahora sabemos que es el Golfo de California (también llamado Mar de Cortés), pero regresó y exploró la costa occidental de la península.
Es una forma cortés, yo no sé quién me está llamando, no quiero sonar brusco, y por lo tanto, lo que utilizo es el " diga" , o también podemos utilizar el " dígame" .
La acogida de Georgiana fue muy cortés, pero dominada por aquella cortedad debida a su timidez y al temor de hacer las cosas mal, que le había dado fama de orgullosa y reservada entre sus inferiores.
Éste dio un fuerte golpe en la mesa con la mano y, en lugar de recoger la baza, empujó cortés y compasivamente las cartas hacia Ivan Ilich para que éste pudiera recogerlas sin alargar la mano.
Consideré que el treinta de abril era su cumpleaños; visitar ese día la casa de la calle Garay para saludar a su padre y a Carlos Argentino Daneri, su primo hermano, era un acto cortés, irreprochable, tal vez ineludible.