Empecemos por entender lo básico: el teorema de Pitágoras se aplica a los triángulos rectángulos, o sea, todos los triángulos que tengan un ángulo recto, o sea, de 90 grados.
Haciendo triángulos más pequeñitos, porque, evidentemente, hacer estos vuelos rompería un montón de reglas internacionales, hay mucha gente que ha demostrado que puedes trazar triángulos que no son de 180 grados.
En la otra esquina se hallaba la ya citada mesa triangular adornada con un grueso acerico de terciopelo rojo, lo suficientemente fuerte como para doblar la punta del más arriesgado alfiler.
Pero no creas que los matemáticos se ponen a ver si aplica a cada uno de los infinitos triángulos posibles, de uno por uno: más bien diseñan demostraciones que prueban su verdad general.