Los viajes no sólo son peligrosos sino que además están plagados de dificultades, como la necesidad de pagar a funcionarios para que dejen pasar a los viajeros antes de la llegada a Mongolia.
La mayoría de los migrantes no disponen de los medios ni de la capacidad para emigrar legalmente, por lo que buscan la ayuda de terceros que organizan y facilitan el desplazamiento a cambio de un precio.