La MINURSO, la UNMIK y la UNOMIG siguieron experimentando escasez de efectivo y requirieron préstamos de misiones terminadas para atender sus gastos inmediatos en efectivo.
Yo, señor, confieso que me los prestó, y baje vuesa merced esa vara; y, pues él lo deja en mi juramento, yo juraré cómo se los he vuelto y pagado real y verdaderamente.