Presuntamente eran amenazadas de violación, sometidas a cacheos humillantes, obligadas a desnudarse y vigiladas por mujeres reservistas mientras sus celdas eran registradas por guardias o soldados.
Una sugerencia era sustituirla por la expresión "fuerzas de seguridad regulares", que comprendería otros aparatos del Estado como los guardias de fronteras y los miembros del servicio de información, entre otros.
El ACNUR siguió formando a los guardafronteras, policías y funcionarios provinciales, aeroportuarios y de inmigración de todo el mundo para que conozcan mejor su deber, en particular en materia de no devolución.