¿Un esguince? -preguntó Núñez con la vista puesta en la mano herida del visitante, que parecía estar envuelta en una serie de gruesas vendas elásticas.
Unos amigos nuestros estuvieron con nosotros durante los primeros días, pero por desgracia, uno de sus hijos se hizo un esguince y decidieron volver a casa.
Nébel saltó con él por sobre la rueda del surrey, dislocóse casi un tobillo, y corriendo a la victoria, jadeante, empapado en sudor y el entusiasmo a flor de ojos, tendió el ramo a la joven.