Pero a mitad del recorrido, Pulgarcito le dijo al hombre que le bajara con la excusa de que tenía que ir al baño, y a regañadientes, accedieron a dejarle bajar al suelo.
Por esto se dieron priesa a llegar, y fue a tiempo que ya los que venían habían puesto las andas en el suelo; y cuatro dellos con agudos picos estaban cavando la sepultura a un lado de una dura peña.