Al perseguirlo ya fuera del almacén, los agentes vieron a otros dos hombres, uno sentado tras el volante de una camioneta y otro de pie cerca del primero.
Seguro que al principio, ibas más despacio, mirabas más los espejos, hacías más maniobras para aparcar y tenías un poco de miedo al conducir por sitios desconocidos.
El automóvil los esperaba a la sombra de las bodegas, y no despertaron al chofer dormido sobre el volante mientras no estuvieron instalados en los asientos.