Los desastres crónicos, como las epidemias sanitarias, las sequías y las hambrunas siguen cobrando un gran número de víctimas en los países en desarrollo.
Además de los problemas políticos que padecía el país, la sequía había tenido un efecto negativo en las exportaciones de ganado durante los cuatro últimos años.
Somalia sigue siendo muy vulnerable a los desastres naturales, en particular a la sequía y las inundaciones, así como a los ciclones y las tormentas costeras estacionales.
De resultas de la sequía y los conflictos intermitentes entre clanes, se calcula que hay unas 400.000 personas en Somalia que siguen viviendo en condiciones extremadamente difíciles.
En este informe se examinarán en detalle las principales dificultades que se plantean en las situaciones de transición con posterioridad a un desastre, una sequía o un conflicto.
El número de personas afectadas por el conflicto y la sequía sigue siendo superior a los 2,5 millones, y casi 1,9 millones de esas personas son desplazados internos.
Según el Gobierno, la sequía que había padecido el Territorio dos años antes motivó la adopción de medidas para mejorar las infraestructuras y el mantenimiento de las instalaciones existentes.
Hemos proporcionado asistencia para luchar contra las enfermedades epidémicas y para superar las consecuencias de catástrofes naturales como las inundaciones, las sequías y las plagas de langostas y de otro tipo.
Siria también se enfrenta a la peor sequía que ha vivido en décadas y la inflación, que ya rozaba el 140% a principios de año, sigue en una espiral descontrolada cuando el precio de los productos básicos ya se había disparado.