Diana emitió sonidos entrecortados; Ruby Gillis, que era algo histérica, comenzó a llorar y Tommy Sloane dejó que se le escapara todo su equipo de grillos mientras observaba la escena con la boca abierta.
Cuando ya las piernas se fueron soltando, Pinocho empezó primero a andar solo, y después a correr par la habitación, hasta que al llegar frente a la puerta se puso de un salto en la calle y escapó como una centella.