Eran unos tiburones odiosos, malolientes, comedores de carroñas, así como asesinos, y cuando tenían hambre eran capaces de morder un remo o un timón de barco.
Su hermana Grete sentía mucho aprecio por él y por eso se encargó de alimentarlo con comida descompuesta, que era lo único que ahora le apetecía comer.
En general, creemos que las cosas podridas tienen un aspecto y un olor asqueroso, lo cual, considerando lo que está en juego, no es ser demasiado precavido.
En primer lugar, cuando analicen un cuerpo, no lo hagan sobre madera sin barnizar. Es organica y la podredumbre de otros cuerpos puede confundir el analisis.
Quienes son perversos o no creyentes se queman y caen hacia el infierno, llamado Jahannam, donde son castigados con cadenas, agua hirviente y bebiendo líquidos putrefactos.
Escrita en tablillas de arcilla deteriorada, se encontraba una historia de 4.000 años de antigüedad tan apasionante que la primera persona que las tradujo se desbordó de la emoción.
Nuestros ancestros se encontraron con este tipo de podredumbre controlada hace milenios, ya fuera por mera casualidad o por mucha desesperación, y los humanos hemos estado pudriendo comida a propósito desde entonces.
Animado por esa ilusión se atrevió a explorar con la yema de los dedos su cuello marchito, el pecho acorazado de varillas metálicas, las caderas de huesos carcomidos, los muslos de venada vieja.
Florentino Ariza y la niña bajaron al patio de salitre que había servido de puerto negrero a los españoles y donde todavía quedaban restos de la pesa y otros fierros carcomidos del comercio de esclavos.