2.En buena parte del mundo contemporáneo, y a medida que los gobiernos reconocen que es menester reevaluar la labor de la administración pública y orientar las instituciones públicas para que atiendan las necesidades de los ciudadanos, la revitalización no se considera como un trago amargo que se ha de tomar de mala gana, sino como una respuesta natural y prudente ante la agravación de los problemas.