Además, Marruecos procuraba que su servicio de aduanas y fronteras cumpliera con las disposiciones de la CITES, evitando todo movimiento internacional de especies silvestres protegidas.
El ulterior tratamiento de los especímenes confiscados se regía por reglamentos administrativos basados en las resoluciones adoptadas por la Conferencia de las Partes en la CITES.
Incluso en algunos países desarrollados no existe ninguna entidad central para la reunión de información, a menudo porque se asigna escasa prioridad al tráfico de especies amenazadas.
La CITES es un acuerdo internacional que tiene por finalidad asegurar que el comercio internacional de especies de animales y plantas silvestres no ponga en peligro su supervivencia.
Finlandia notificó que había ratificado varios acuerdos internacionales sobre el medio ambiente, en particular la CITES y el Reglamento de la Unión Europea relativo al comercio de fauna y flora silvestres.
Eso se debe, en parte, a la forma irregular en que los Estados presentan información a la secretaría de la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres.
La conservación de recursos genómicos, si bien no sustituye a la conservación de especies y ecosistemas, puede proporcionar numerosos instrumentos importantes para la preservación y gestión de las especies en peligro de extinción.
Desde la Fundación Global Nature llevamos desde hace mucho tiempo un proyecto de conservación del carricerín cejudo que es una pequeña ave, la más amenazada de Europa occidental.
Hoy en día raramente se oye hablar en leonés y es reconocido como un idioma en grave peligro por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidad para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
En 2021, a la vista de los datos muy preocupantes, los expertos de la organización llegaron a recomendar su inscripción en la lista del Patrimonio Mundial en Peligro, una advertencia que resonó en el mundo entero.