Era un domingo de principios de agosto, ardiente y bullicioso, y no era fácil encontrar a alguien que supiera algo en las calles abarrotadas de turistas.
Los refugios suelen estar abarrotados y muchos permanecen en tiendas de campaña, en entornos informales y campamentos, enfrentándose a todo tipo de riesgos.
A la hora de bajarte de un vagón de tren con un escalón alto, con equipaje, en una estación abarrotada, te conviertes en blanco fácil de los carteristas.
Cumplí los veinte, vino la República y conocí a Ignacio. Un domingo de septiembre en la Bombilla; en un baile bullanguero abarrotado de muchachas de talleres, malos estudiantes y soldados de permiso.