El orador emplea el término “argelisario” porque fueron los oficiales del ejército argelino quienes lo interrogaron en los cuarteles generales de Tindouf.
En algunos casos se confiscaron las tarjetas de identificación de los funcionarios y, ocasionalmente, se les entregaron citaciones para que comparecieran para ser interrogados.
Además, nunca debe confiarse plenamente en el interrogado y debe hacérsele sentir que sigue ocultando información y que no ha facilitado todos los detalles.
Este proceso lleva asimismo a interrogarse sistemáticamente sobre las consecuencias humanitarias posibles del empleo de las armas de submuniciones en relación con su eficacia militar.