Primero, el Tribunal Especial es el primer Tribunal Internacional que utiliza “la mayor responsabilidad” como norma para enjuiciar a presuntos culpables.
Los tribunales se crearon para garantizar que quienes han cometido genocidio y otras graves violaciones del derecho internacional humanitario no escapen a la justicia con impunidad.
Si un conflicto ha sido el escenario de crímenes graves contra la paz y la seguridad de la humanidad, es imprescindible que sus autores no queden impunes.
El hecho de que se pasen por alto las fechorías del pasado y se glorifique a los autores de atrocidades impide que haya una reconciliación verdadera y duradera.
En un caso, en que un soldado mató a tiros a un combatiente desmovilizado del CNDD-FDD, se abrió una investigación y se detuvo al presunto autor para interrogarlo.
Con la aprobación de esta resolución la comunidad internacional ha creado un mecanismo por el que los responsables de los delitos y atrocidades perpetrados en Darfur deberán rendir cuentas.
Noruega respalda el examen de medidas selectivas encaminadas a poner fin a las atrocidades que se comenten contra los niños y a la impunidad de la que gozan los perpetradores.
La labor de los tribunales es de gran importancia para llevar ante la justicia a los autores de atrocidades y también para desarrollar la justicia y el derecho a nivel internacional.
Somos firmes partidarios de llevar ante la justicia a los responsables de los delitos y atrocidades que han ocurrido en Darfur y de poner fin al clima de impunidad que reina en la zona.
En un mensaje que envió a sus padres desde su celda, el detenido imploró su ayuda y dijo que era objeto de constantes palizas, pero que se negaba a confesar porque no era un asesino.
Ahora que, tras más de un decenio de guerra civil, Burundi avanza lentamente hacia la recuperación, es importante que se revele la verdad sobre las atrocidades del pasado y se ponga a sus autores en manos de la justicia.
Pero Sirius era inocente, ya que los asesinatos por los que lo habían condenado eran en realidad obra de Colagusano, el secuaz de Voldemort a quien casi todo el mundo creía muerto.
A Luo aquella sonrisa le resultaba familiar: era la misma que había visto en el rostro de su atacante y la misma que vería en todo aquel que conociera a partir de entonces.