22 Hemos también traído en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos: nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales.
La palabra " Dillingham" había llegado hasta allí volando en la brisa de un anterior período de prosperidad de su dueño, cuando ganaba treinta dólares semanales.
Ya más tranquilo, hizo una sonrisa de complicidad. –Andamos con muchos pájaros para despistar –agregó–, pero lo que llevamos a la frontera es un contrabando de naranjas.