" Esto parece más divertido que la visita al rey" , se dijo para sí el principito, que continuó aplaudiendo mientras el vanidoso volvía a saludarle quitándose el sombrero.
El pobre burro sacó fuera un palmo de lengua y empezó a lamerse las narices, creyendo que de este modo podría calmar el fuerte dolor que el golpe le había producido.
Que si vuestra merced pasara con ello, pues no era su juez, bien creo yo que el loco pasara adelante con su historia, y se hubieran ahorrado el golpe del guijarro, y las coces, y aun más de seis torniscones.