9.Rióse don Quijote de las rústicas alabanzas de Sancho Panza; parecióle que fuera de su señora Dulcinea del Toboso no había visto mujer más hermosa jamás.
11.Como se acercaba el día de San Isidro, multitud de gente rústica había acudido a Madrid desde las pequeñas poblaciones y aldeas de ambas Castillas, y aun de provincias lejanas.
12.Al fondo estaba el rústico mesón de trabajo con el tintero, el cortaplumas, las plumas de pavo criollo para escribir, el polvo de cartas y un florero con un clavel podrido.
13.Tente en buenas, y no te dejes caer; que en verdad que lo que has dicho de la muerte por tus rústicos términos es lo que pudiera decir un buen predicador.
14.En torno de la rústica mesa colocada en el centro de una remendada carpa de circo, donde se sentaron los delegados, estaban los últimos oficiales que permanecieron fieles al coronel Aureliano Buendía.
15.Una casa elegante y jardines espaciosos no eran bienes despreciables, pero prefería vivir en una casa rústica con Richard Grey que en un palacio con cualquier otro hombre del mundo.
16.La casa cural era una prolongación de la iglesia por detrás del altar mayor, donde el párroco vivía en condiciones mínimas en un cuarto con una cama de viento y una silla rústica.
17.De lejos divisé la montaña que dio nombre al Océano: en sus laderas crece el euforbio, que anula los venenos; en la cumbre habitan los sátiros, nación de hombres ferales y rústicos, inclinados a la lujuria.
18.Aplicando estrictamente las leyes de la caballería, se hace acompañar de un escudero, que no es otro que su vecino, un rústico campesino llamado Sancho Panza, un hombre bajo y gordo, cara redonda y morena y abultada barriga.
19.Mis rústicos amigos se despojaron de sus sombreros e iniciaron una extraña danza, saltando sobre un solo pie alrededor de la calavera abandonada, repasando la huella circular dejada por tantos bailes de otros que por allí cruzaron antes.
20.Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo.